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letra de un regalo al mundo que nunca será suyo - solitario

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[letra de “un regalo al mundo que nunca será suyo”]

[verso]
reconozco que con tanto miedo jamás he compuesto
no sé con qué verbo empezar ni acabar de escribir esto
temo por no hacer justicia a mi vida y pecar de presto
pero, ¿qué hago cuando la necesidad propicia el texto?

sin darme cuenta ya lo he hecho, soy un capullo
y ahora le regalo al mundo algo que nunca será suyo
voy a mostrarles los planos del castillo que construyo
pero este palacio es mío, tan mío como mi orgullo

he transitado el infierno para llegar donde estoy
pero qué van a saber tuertos que solo ven el hoy
perderme me importa un cuerno, porque no sé a dónde voy
pero sé perfectamente lo que he sido y lo que soy

y mañana ¿quién seré?, no lo sé y no me importa
para hacer suposiciones la vida se me hace corta
porque el trazo que divide dos opuestos es tan fino
como la distancia que hay entre un santo y un asesino

hoy sé que el color es el más burdo desatino
que la sangre es sangre solo porque no nos sabe a vino
que no hay peor devenir que el de asumir un destino
pues las mayores apuestas no están puestas en casinos
que la vida es transitoria, da más vueltas que una noria
y hoy redacto con la gloria del que sabe que ha hecho historia
estas letras que penetran tan dentro de la memoria
que dejan como una escoria a quienes me odian con euforia

y después de tantos años en la lucha
parece ser que el oído de la fortuna me escucha
que he transm-tado el infinito en una racha
y he decapitado al verdugo con su propia hacha

dime ahora quién me para
quién me azota con su vara
quién dispara y quién me ampara
si no creo en las cruces, pero tampoco en las caras

mi vida comenzó un otoño del 96
y acabó mucho antes de los 16
mi habla fue precoz, pero qué poquito le duró la voz
cuando el tiempo la cercenó con su hoz

demasiado pequeño para entender qué pasaba
todo seguía su curso, pero yo no encajaba
sufrí acoso escolar desde una edad temprana
y el mundo se redujo a una habitación con ventana

el tiempo dejó de transcurrir como creía
y la tierra comenzó a girar como antes no lo hacía
pasaron rápido los años, y eso que sentía
se quedó tan vivo en mí que aún me susurra todavía
y supe que era cierto lo que pensaba el creyente
aunque solo en un aspecto, puesto que en el resto miente
que el infierno existe y en efecto, no es tan diferente
pero está aquí mismo, y no tiene nada de caliente

y creí ser un cobarde cuando solo era incoherente
porque lejos del peligro cualquiera se cree valiente
yo hice lo que pude, aunque no pude con mi mente
pero no se hagan los fieros, que aún no me vieron los dientes

sobre los 12 el bullying menguó
y fue lo único que se fue y no se quedó
quise adaptarme de nuevo, pero era tarde
para apagar un incendio en que el arma arde

y tras pasar por una infancia oscura
llegó una adolescencia dura
es lo que pasa cuando no se ponen puntos de sutura
pues aquello que no se cura, perdura

y pasé aquellos años viviendo en el engaño
de que un día todo cambiaría y se esfumaría el daño
que en un inerte tiempo se hallaba la solución
y así esperé ese tren para el que nunca hubo estación

de aquella bella etapa solo pude ser testigo
porque yo nunca tuve novia y nunca tuve amigos
me pasaba las tardes tan solo que ni conmigo
me encontraba acompañado en ese infundado castigo
algo estaba mal, pero pensaba que quizás
la edad me volvería normal como los demás
todo avanzaba, mientras yo me quedaba atrás
y sentía que mi vida se escapaba a todo gas

ya no podía relacionarme con la gente
y el miedo a las personas circulaba en mi torrente
a los 17 busqué ayuda, y de repente
el psicólogo confirmó lo evidente

supe que padecía de una enfermedad mental
llamada de forma coloquial “fobia social”
un trastorno de ansiedad y timidez demencial
para el cual no existía una cura real

mi condición empeoró, y todo se tornó turbio
dejé las esperanzas al lado de los estudios
y con una fortuna que hasta yo envidio
descubrí la poesía en la víspera de un suicidio

y fui de folio en folio, de psicólogo en psicólogo
de error a ensayo, y de monólogo en monólogo
me aferré al odio como un fiel a su decálogo
y desde aquel punto y final comencé el prólogo

y en esos años que me robó el habitáculo
propuse hacer de mis heridas espectáculo
hice del arte un baluarte receptáculo
y así apoyé mi depresión sobre su báculo

a los 22 años y 60 días
le quise poner fin a mi agonía
pero sopesé, y aunque aún no sé si fue cobardía o valentía
emprendí una travesía sin saber cómo lo haría

asiduo a tomar estudios por mi propia vía
me inmergí de pleno en el plano de la psicología
sumando la experimentación a lo que sabía
hice avances comprensivos sobre mi patología

y como ninguna guerra se ha ganado sin acciones
comencé a poner en práctica aquellas observaciones
empecé a salir ahí fuera, y coronel de mis misiones
ingenié mil formas nuevas de enfrentarme a los leones

pasaron tres meses si es que mal no me recuerda
este cerebro que a veces se olvida de su leyenda
cuando creí que no avanzaba, y en una sugestión lerda
vi la cima tan arriba que casi suelto la cuerda

y con solo la última esperanza de repuesto
y todos mis ahorros como único presupuesto
volqué dos años y 500 euros en el cesto
como el que paga la fianza de su propio arresto

busqué al mejor psicólogo que había en mi cuidad
hasta dar con uno que tenía como especialidad
precisamente las mentes aquejadas por mi mal
que trataba con terapia cognitivo-conductual

resolvimos ese precio porque yo más no podía
y acordamos diez sesiones de 50 euros por día
puse todos mis esfuerzos e ilusiones y sentía
que después de esa terapia mi vida mejoraría

pero tras una batalla muy diferente
en la que si bien hubo heridos, no hubo muertes
sentí que aquella quimera tras de mí cayó
cuando todo seguía igual y la terapia concluyó

saliendo de la clínica el cielo se oscureció
y pensé: “ya no hay nada que hacer, todo se acabó”
quise acceder a lo que el sueño me enseñó
moví otra ficha, y la desdicha se ensañó

seguí con mis estudios, fui riguroso y constante
con más irritación y menos dinero que antes
con resultados poco más interesantes
que una vorágine de frustraciones incesantes

y en una de esas semanas arrepentidas
volví a mi casa con la batalla perdida
senté a mi madre en una charla decidida
y se dio uno de los momentos más duros de mi vida

le dije en una conversación la cual no olvido:
“si este año no me curo, este diciembre me suicido
la vida así no me renta y espero que lo comprendas
así que cuando lo haga no quiero que te sorprendas”

para que no se antojase la huida placentera
pasé de jugarme la salud a la vida entera
y cito, como un devoto los versículos mi lema
cuarta frase, del quinto párrafo de este tema

comprendí que la amenaza favorece a los intrépidos
que con la muerte en los talones se corre más rápido
así prosperé por mil teniendo por mi inexistencia
y entendí por qué las guerras hacen que avance la ciencia

y poco a poco percibí un leve progreso
como el que aumenta su renta en cinco céntimos de ingreso
luché, luché, y luché, y no escuché más que mi seso
dispuesto a cambiar mi vida noche y día, me volví obseso

de aquel túnel oscuro, mensajero del futuro
comenzó a brotar un claro del que aún no estaba seguro
reconozco que reconocerlo fue un proceso duro
se los juro, que tan solo de escribirlo siento apuro

tras mucho socializar conocí personas nuevas
y deduje entonces que era hora de ponerse a prueba
me introduje en la boca del lobo, desnudo de excusa
tomando al miedo por reto, y a mi libertad por musa

comencé a salir de noche en un derroche de fe drástica
hice frente a temores de dimensiones galácticas
hasta que la discoteca se hizo mi campo de prácticas
y mi habitación el estudio de cada táctica

en todo mi proceso me prohibí el alcohol
reemplacé toda ocasión de inhibición por el control
así me aseguraba que cada misión lograda
la ejecutaba yo, y no mi versión drogada

usando el comprensivo látigo de la razón
pude domesticar mi acelerado corazón
hubo momentos duros, de profunda desazón
pero con mi disciplina hice pedazos su armazón

y sin más enseres que una avidez de placeres
salí noches de allí sintiendo que tenía poderes
perdí la vergüenza, luego el miedo a las mujeres
y un día viéndome al espejo, éste me dijo: “¿tú quién eres?”

tras coquetear con una atractiva muñeca
se dio mi primer beso en una fría discoteca
y tal vez como venganza o ganas de reírme del mundo
al día siguiente fue con otra que me di el segundo

era como estar en una nueva realidad
apenas pasó un año, repetía mi vanidad
a los 23 perdí la virginidad
pero no fue hasta después que hice el amor de verdad

conocí a otras chicas, tuve encuentros s-xuales
vi que confundí cometas con cuerpos estelares
después de un juramento y un intento de empresa
llegó aquella navidad y hubo plato en mi mesa

volví al folio, estaba donde lo dejé
esperando de mí un odio que ahora desaconsejé
escribí para decirle nunca más, a este calvario
y lo firmé con mi más grande “solitario”

odio el pre-s-xo, la burocracia me irrita
pero acudiendo a un encuentro con otra cara bonita
noté algo adentro que era diferente a lo que excita
y aquella sin saberlo fue nuestra primera cita

me enamoré de ella y vaya calamidad
cuando en sus ojos no vi huellas de reciprocidad
jugando al mismo juego de ocultar el sentimiento
para darnos cuenta luego de ser dos crueles expertos

solo le mentí al folio cuando creí perderte
desquiciado y errado en aquel sentimiento fuerte
y pensando que ya nunca volvería a verte
compuse obras precoces antic-p-ndo mi suerte

me adentré de nuevo en el pensamiento profundo
con más fuerzas que nunca y menos cariño hacia el mundo
había logrado curarme, sí, pero al fin y al cabo
¿de qué sirve la riqueza si nada vale un centavo?

llegó aquel día, le expresé lo que sentía
esperando que me matase y acabase mi agonía
pero no fue así, y sí, para fortuna mía
su boca contradijo lo que mi mano escribía

aunque en futuros no creo, y en pasados soy agnóstico
nos veo y leo en este presente un feliz pr-nóstico
más vivo en la razón, corazón, y no en lo fantástico
pues sé que adelant-rs- es anticip-rs- al diagnóstico

en este mundo caro en el que todo cuesta
voy a sentarme frente al faro de su puesta
algunos me preguntan: “¿qué es de tu vida?”, contesta
¿y la respuesta?, la corta no existe, la larga es esta

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